Columnas. Son notables las dos columnas que se observan en las cartas II y V. Representan a los dos pilares, activo y pasivo, del Arbol Sefirotico: los del amor y el rigor, de la construcción y de la destrucción, visibles en el simbolismo masónico en las columnas J y B, que provienen a su vez de las columnas del Templo de Salomón.
El personaje central de estas cartas, La Sacerdotisa y El Papa, viene a representar la tercera columna, neutral, del equilibrio. Estar entre columnas es tener un lugar significativo en el cosmos.
En la carta VII, las columnas son cuatro y sostienen la construcción cósmica. La armazón de la carroza es cuadrangular, mientras el dosel que sirve de techo mantiene una forma abovedada, representando ambos, respectivamente, la tierra y el cielo; esta misma simbólica puede observarse en lechos medioevales y renacentistas.
También cualquier puerta que señale el pasaje de un espacio a otro está hecha a partir de un par de columnas que sostienen la construcción.
El personaje central de estas cartas, La Sacerdotisa y El Papa, viene a representar la tercera columna, neutral, del equilibrio. Estar entre columnas es tener un lugar significativo en el cosmos.
En la carta VII, las columnas son cuatro y sostienen la construcción cósmica. La armazón de la carroza es cuadrangular, mientras el dosel que sirve de techo mantiene una forma abovedada, representando ambos, respectivamente, la tierra y el cielo; esta misma simbólica puede observarse en lechos medioevales y renacentistas.
También cualquier puerta que señale el pasaje de un espacio a otro está hecha a partir de un par de columnas que sostienen la construcción.